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Este último verano, como los demás, seguramente ha traído consigo relax, escapadas y también canciones. Los grandes éxitos suelen ser melodías pegadizas que suenan en chiringuitos y radios. Para cada uno de nosotros hay siempre una vencedora que se lleva la palma y  nos puede, pasando a ser ese tarareo inconsciente en el coche, en la ducha, en la playa.

Esta canción que hemos interiorizado se puede comparar con el discurso de fondo que utilizamos para contarnos quiénes somos y lo que nos pasa. Qué diferente es escuchar un ritmo alegre de uno cansino… Precisamente, a lo que te invita el coaching es a tomar conciencia de la música que está sonando en cada momento dentro de ti.

¿Qué canción ha definido tu verano?

Para continuar por aquí, te proponemos practicar el silencio, bajar el volumen y detenernos ahí, sin prisa. Conseguirlo no es tarea fácil, no estamos entrenados  para esto. En este mundo veloz y exigente damos respuestas ya, inmediatas, casi automáticas. Estamos buscando otra cosa.

Tenemos tiempo, no tenemos expectativas. No hay respuestas correctas o incorrectas: todas las auténticas, las que salen de ti, son válidas. Es un camino sencillo, que acoge lo esencial. Más que hacer o decir, se trata de escuchar, atender qué revelan de ti tus vivencias.

En tu mejor recuerdo de este verano, ¿qué canción estaba presente en ti?

Son estas situaciones en que todo funciona, mi relato interno encaja y el entorno baila a mi son. Pero, como sabemos, no siempre es así. Hay también tantas otras donde no somos precisamente nuestros mejores aliados. Para darle la vuelta, lo primero es preguntarse qué necesitamos.

Cuando vivimos experiencias que no nos gustan, es entonces cuando más urge ocuparnos de nosotros. No me preocupo, porque pre-ocuparse no mejora el presente, por tanto no es útil, no sirve. Y sólo yo puedo darme lo que necesito. Respiro, y ahora sí, estoy listo para cambiar el tono de mi melodía.

¿Cómo te sienta el verte protagonizando un cambio?

Los nudos sin posible solución quedan atrás. Ya no hay espacio para la queja ni los porqués que me desgastan y distraen para seguir avanzando. Una vez he podido, ¿qué me impide poder una siguiente vez? Y otra, y otra… Los antiguos problemas se transforman en retos, oportunidades para crecer.

Aprendiendo me redescubro, desafío lo que creo que soy para encontrar algo que intuyo o deseo. Me doy permiso para equivocarme, a la vez que acepto mis dudas, mis inseguridades y mis temores. Valiente no es el que no tiene miedo, sino el que se atreve a abrazarlo.

¿Qué banda sonora te quieres regalar para este otoño?

En la radio seguirán sonando canciones nuevas, más o menos atractivas. Está en tus manos escoger la que mejor te acompañe en las diferentes situaciones. Con el coaching te proponemos disfrutar de la vida, saborear cada día con sus encuentros y desencuentros.

Últimamente escucho a menudo Jorge Drexler, alguien que con sus canciones acerca verdades de una forma muy amena. En una de ellas canta: “amar la trama más que el desenlace”. Cuán importante es perseguir tus sueños paseando tranquilamente como bostezando por el camino que nos acerca a ellos.

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