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Ampliando horizontes (por Eva Sánchez-Paniagua)

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Un regalo valioso que me han hecho los años es la capacidad de ampliar mi mapa mental. Aunque ha sido un mapa, en general flexible, que me ha permitido grandes libertades, en cuanto a lo correcto o incorrecto, en otras cuestiones, me ha limitado.

Por ejemplo, mi tendencia a la introversión ha implicado mantener la creencia de que se aprendía más de los libros que de las personas y de que había pocos individuos que me pudieran suscitar un interés profundo. El resultado inmediato era, además, tener un concepto muy superficial de las relaciones personales.

También ha implicado la evasiva sistemática de situaciones de convivencia, colectivas o nuevas. Esto, a su vez, provocaba una falta de confianza en las personas y en el entorno, reduciendo, así, las posibilidades de perseguir mis sueños.

Las propias experiencias y el entorno en el que nos desarrollamos como personas crean nuestros mapas de la realidad. Por una parte, poseer ciertas capacidades desarrolladas como la imaginación, el lenguaje y la asociación de ideas, provoca tendencia a la post mapa_foto El despertador2introspección. Educarse con unos padres con tendencia introspectiva, y, sobre todo, tener una madre introvertida, solitaria, temerosa y poco amiga de las relaciones sociales fue fundamental para aprender a interpretar el mundo bajo esta perspectiva. Las visitas y reuniones sociales no han sido algo habitual en mi infancia.

Creo que podría estar argumentando durante horas sobre los límites que, únicamente el concepto de introversión, establecieron durante buena parte de mi historia. Lo cierto es que, aún así, era una situación cómoda: no adaptarse a los demás, que siempre requiere un esfuerzo, y no exponerse a ser herida porque, en la relación con los otros, siempre existe ese riesgo.

El proceso de cambio ha sido largo: empezó cuando era una adolescente. El detonante fue el cambio del colegio de primaria al instituto: cambio de entorno, nuevos compañeros y profesores que me obligaron a entender que no se podía crecer sin apertura. Muchos años, nuevas experiencias y algún descubrimiento conducido por el que, para mí, fue un guía espiritual, ha cambiado mi mapa sobre las relaciones, las personas y las posibilidades.


Bajo la premisa de que el mapa no es el territorio,
aceptaremos mejor las opiniones de los demás,
respetaremos otras formas de ver el mundo e, incluso,
nos abriremos a la posibilidad de aprender de ello


La metáfora del mapa es una de las pre-suposiciones de la PNL (Programación Neurolingüística) que sostiene que el mapa no es el territorio.

Cuando hacemos un viaje en coche hacia un lugar desconocido nos es de gran ayuda un mapa, sea en papel o por medio de GPS. Nos guiamos por las rutas que nos indica el mapa a fe ciega. También, puede tratarse de un mapa forestal, una carta náutica o el plano de un edificio en el cual ubicarnos. De cualquier modo, funcionan como una guía certera.

Sin embargo, un mapa, no es más que una representación del territorio real a menor escala. Puede presentar errores o estar anticuado. O, por ejemplo, si utilizamos un mapa de carreteras para transitar por caminos de montaña, tampoco nos guiará correctamente.

post mapa_foto El despertadorExtrapolando la metáfora a nuestra mente entendemos que ésta es como un mapa que tiene sus propias representaciones de la realidad que percibe. Cada uno de nosotros poseemos nuestro modelo del mundo y, en función de ello, creamos nuestros pensamientos y actuamos. Nuestros modelos del mundo también conforman las capacidades y posibilidades que nos permiten el acceso a las diferentes opciones disponibles y, por lo tanto, a escoger.

No existe ningún mapa de la realidad que sea más correcto que otro. Existen unos modelos del mundo que hacen accesibles un mayor número de opciones en relación a los que son más dogmáticos y precisos.

Tener presente el concepto de mapa nos puede ayudar a dos niveles:

  1. En nuestra interrelación con los demás. Puesto que bajo la premisa de que el mapa no es el territorio, aceptaremos mejor las opiniones de los demás, respetaremos otras formas de ver el mundo e, incluso, nos abriremos a la posibilidad de aprender de ello. Este es el primer paso para vivir en la empatía.
  1. Nos abriremos a considerar nuevos modelos del mundo. A partir de la duda sobre nuestro mapa, podemos intentar valorar una situación dada desde la perspectiva de una persona totalmente distinta a nosotros. La imaginación y la creatividad nos pueden ayudar a inventar nuevos escenarios en los que actuar de una manera diferente a la que estamos habituados. Cuando te abres a los demás y das, sin esperar, recibes más de lo que ofreces.

En mi caso, me he dado cuenta de que puedo aprender de muchas personas, y no sólo de los libros. Porque toda relación me puede enseñar algo sobre mí misma, adivinar hacia donde no me he atrevido a andar y empezar a descubrir qué hay en los pasos de un nuevo camino que me permito, ahora, explorar.

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Eva Sanchez

 

 

Un artículo de Eva Sánchez-Paniagua,
coach y formadora, colaboradora
del área de organizaciones de El despertador


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con Mauro Cavaller, coach de creativos,
y Jordi Muñoz, coach y recreador personal,
en la Librería Documenta de Barcelona (vídeo).

1 reply »

  1. Felicitats ,autora ,😃😃, hi ha com diu ella més que un mapa ! Tots aquells mapes que cadascu té per anar cap al nous espais, i viure disfrutant en cada moment

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