¿Qué buscas en unas vacaciones?
¿Disfrute? ¿Conexión? ¿Viajar? ¿Relax? ¿Diversión? ¿Compartir? ¿Conocer? ¿Aprender?
¿Cuánto valen para ti unas vacaciones con todos estos ingredientes incluidos y asegurados? Un paquete único, ¿verdad? ¿Cuánto pagarías?
¿Y si te digo que he encontrado un destino tan especial que cuando viajas hacia él en lugar de pagar sólo vas a ganar? ¿Y que, en lugar de vivirlo esporádicamente unos días o semanas, puedes estar todo el tiempo que quieras allá?
Porque cuando lo descubras ya no querrás marcharte más. Y ya no necesitarás invertir tanto dinero en todo lo demás.
Te propongo un viaje único, hacia un destino muy especial. Unas vacaciones que nunca más vas a olvidar.
El destino es un lugar precioso completamente virgen. No encontrarás imágenes en ninguna red ni nadie que te pueda recomendar, porque te está esperando sólo a ti.
Para hacer este viaje no necesitarás dinero, ni hipotecas, ni documentación, ni demostrar tus méritos. Tampoco conciliaciones, ni negociaciones, ni reservas, ni fechas, ni exigencias.
¿No habíamos quedado que era de relax? Pues túmbate tranquil@ porque no necesitas de nada más que de ti, aquí y ahora. No hay prisa y sí mucho tiempo y espacio y calma, para ti.
¿Qué me dices? ¿Te apuntas?
El destino que te propongo eres TU. Sí, sí, TU.
Te propongo que empieces este viaje ahora, si no lo has hecho ya.
Que dejes de buscar y de seguir perdiéndote afuera para que puedas encontrar.
Que vayas a este lugar donde regalarte espacio y tiempo para preguntarte, con serenidad y con una sonrisa: ¿cómo quieres estar?
Si piensas en tus mejores vacaciones, donde has tenido todos o la mayor parte de los ingredientes que te mencionaba, no era importante el qué (lo que hacías) o el dónde (el lugar), sino el cómo te sentías o cómo te hacía sentir lo que hacías o no hacías (la calidad).
Para conectar con nuestras vocaciones sólo cambiamos una letra porque por lo demás es como estar de vacaciones.
La vocación es un cómo, un espacio donde sentimos que todo encaja. Estamos en casa. Nuestra respiración se acomoda, no tenemos que hacer nada para encontrarnos, porque ya somos naturalmente sin esfuerzo. No forzamos. Nos surge y emerge.
Nuestra esencia se relaja para disfrutar de la conexión entre el SER y el HACER. Encontramos la fluidez en nuestra relación intrínseca (hacia adentro: con nosotr@s) y extrínseca (hacia afuera: en nuestras relaciones e impacto en el mundo) porque la acción está alineada con el propósito (nuestro sentido más celular).
Si exploramos la palabra vocación encontraremos muchas respuestas:
- Etimológicamente, raíz latina: “vocatio” (participio del verbo “vocare”: llamar) + -ion (sufijo: agente de acción). Según ello la vocación es una llamada a la acción.
- Si partiéramos antes la palabra podríamos también deducir que proviene del término “vox” (significa voz). Desde ahí podríamos jugar con nuestra voz (interior) en acción.
- Otros juegos con la palabra derivados: voz + canción. Que vendría a significar esta parte fluida, tan esencial, que nos nace cuando conectamos con lo que nos es propio. Le cantamos a la vida con nuestra propia voz, nuestra melodía.
Te hablaba al inicio de destino en el sentido de lugar para estas vacaciones tan especiales, pero si soy tan contundente en sus beneficios es precisamente porque en el caso de la vocación añadimos la otra acepción de destino: ésa casi fatua e inevitable de proyectarnos en la llamada de algo que nos realiza, porque vibra muy adentro. Algo que nos genera curiosidad, que tenemos la necesidad de explorar y jugar. Una pasión que se expresa e impacta en el mundo cuando la ofrecemos. Nos ponemos al servicio, a disposición.
En este caso el lugar es realmente un campo de juego, un espacio de proyección y realización personal, ese elemento que mencionaba Ken Robinson, que va más allá de una etiqueta, de una carrera, de una profesión o de una ocupación.
Está en permanente movimiento en sus matices, porque se mueve como/con nosotr@s, en nuestra naturaleza cambiante y en la del entorno. Y dialoga con éste en la diversidad creativa de los servicios que podemos ofrecer o generar.
Aglutina distintos aspectos o facetas que son semillas de distintas actualizaciones en forma de posibles acciones, proyectos, hobbies, profesiones, ocupaciones.
Y lo mejor es que es personal e intransferible porque para cada persona son distintos los ingredientes.
Eso sí, como todo lugar precioso y preciado es también un ecosistema muy frágil y fácilmente puede ser fuente de desconexión, estrés o desmotivación. Cuando perdemos el cómo original y nos relacionamos con él olvidando su esencia y su fuego para someternos a nuestras tiranías, las iniciales vocaciones pueden ser todo lo contrario a sentirnos de vacaciones.
Tu viaje empieza ahora, tumbad@ en la hamaca o dentro de tus aguas cristalinas, dándote el permiso para preguntarte, sin poner ningún tipo de filtro ni límite en todas las respuestas que aparezcan:
- ¿Dónde te gusta viajar en tu vida?,
- ¿Qué está presente cuando disfrutas?,
- ¿En qué se te pasa el tiempo volando?,
- ¿Qué te apasiona?,
- ¿Si tuvieras todo el tiempo del mundo a qué lo dedicarías?
- ¿Si pudieras elegir, sin ningún tipo de restricción ni condicionante, dime entre 5 o 10 ocupaciones que te atraen y te gustaría probar en el futuro?
Todas estas preguntas son pistas de vuelo hacia TI, hacia ese TU del que tanto te hablaba.
Así que te invito a que vayas de vacaciones permanentemente a tu propia isla, una a tu medida, donde: puedas notar el calor del sol en tu latido, sentir el frescor del oleaje en tu vibración, escuchar en silencio la expresión de tu universo interior, descubrir horizontes y cimas por explorar al otro lado del párpado, brindar con tu sonrisa de satisfacción, sintiendo como tu energía se multiplica.
Porque si te tomas en serio y lo vives desde ya, en cada pensamiento, en cada acción, ya se puede estar realizando. En lo más pequeño y cotidiano puede tener ahora mismo su expresión. En lo que haces, en lo que comes, en lo que dices, en lo que miras, en lo que eliges, en lo que sueñas, en lo que compartes y planeas.
Habitar nuestras vocaciones para respirar vacaciones cada día sin necesitar nada. Ni tan siquiera unas vacaciones.
Un artículo de Jordi Muñoz,
coach, recreador personal y musicoterapeuta,
codirector de El despertador.
Categories: Articles, Orientació i vocació
Tagged as: orientació, vocació