Estamos en una clase de primer curso de Educación Primaria. La mayoría de niñas y niños tenemos 6 años. La maestra nos pide que dibujemos a un compañero de clase. Que hagamos su retrato. Nos han asignado un nombre. Una vez terminado el dibujo, podemos contemplar las obras finales siguiendo una cuerda donde quedan sujetas con una pinza.
Con curiosidad busco el retrato que alguien ha hecho de mí. Sin embargo descubro que el dibujo donde está escrito mi nombre hay un error… Esta no soy yo. Quien me ha dibujado se habrá confundido. Donde dice Elisabet figura la cara de una niña que lleva gafas y un ojo tapado por un parche. Me han dibujado con gafas y el ‘parche’ que el oculista me obliga a ponerme porque dice que tengo un ojo vago.
Me miro y, por primera vez en la vida, tengo conciencia de cómo me ve alguien que no soy yo. Y que su imagen de mí puede ser diferente a mi percepción. Y mi compañero de clase ve a una niña con un ojo vago. Con un parche: un ‘parche’ en el ojo de color ‘de gos com fuig’.
La sensación que me produce es extraña. Con las gafas y el parche casi no se me ve la cara. Así es como me ven el resto de niñas y niños? Oficialmente soy la niña del parche de la clase? Y si me ven así…, es que soy así? Soy una niña con un defecto?
“Un ojo tapado me enseñó a
ver más allá de una limitación
No recuerdo el momento exacto ni de qué manera esa vivencia se hizo semilla y dejó en mí un montón de preguntas y cuestionamientos, y aquella extraña sensación tan incómoda de sentirme diferente.
Las preguntas de entonces encontraron respuesta mucho tiempo después, a golpe de vivencia, en el relacionarme, en el aprender, en las elecciones personales, en las equivocaciones, en el dolor… Convivir con mi propio ‘parche ‘me ayudó a aceptar el ‘parche’ de las otras personas con mucha facilidad. Un ojo tapado me enseñó a ver más allá de una limitación. Más allá de una diferencia. Y, con más o menos habilidad, me permitió hacerme cargo de los ‘parches’ que surgirían a lo largo de los años.
“La mirada y la etiqueta de los otros
a menudo nos hace cuestionar quiénes somos realmente
Llevé ese parche pegado a las gafas el tiempo que duró aquel curso. Quizás algunos meses de segundo curso también. El parche pasó a la historia. Quedaron las gafas, sin embargo, que seguían despertando prejuicios. La mirada y la etiqueta de los otros a menudo nos hace cuestionar cómo somos realmente, pero no puede determinar quiénes somos. La línea entre creer el rótulo que te cuelgan o no creértelo es muy delgada, y situarnos en un lado u otro puede suscitar que acabemos perpetuando esta etiqueta.
Han pasado muchos años de aquel día, y me doy cuenta que detrás de aquella anécdota y de aquel ‘parche’ se empezó a construir una persona empática y sensible, con ganas de hacer un mundo (o un entorno) más amable e inclusivo. Ahora y aquí, 35 años después, quiero agradecerle a aquel ‘parche’ el espíritu de la niña pirata que todavía me acompaña hoy.
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Un artículo de Elisabet Alguacil,
comunicadora audiovisual
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Categories: castellano
Mi marido es parapléjico desde hace casi diez años y dice que cuando ve una fotografía suya en la silla sigue sintiendo un impacto porque ve a un hombre discapacitado y le parece que ese no es él, debe ser algo parecido a lo que tú sentías.
Cómo me he sentido de identificada con este artículo, yo también era la niña con gafas y parche de mi clase, lo odiaba, aquel parche enorme, las gafas de culo de vaso, la más torpe para todo porque no veía tres en un burro por el ojo vago. Y esta semana le hemos tenido que poner gafas y parche a mi hija y ha sido como volver atrás en el tiempo, cuando la mandé el martes por la mañana por primera vez al cole con las gafas y el parche me entró una angustia tremenda, ella la pobre iba contenta por enseñarle a sus amigas sus gafas nuevas y el parche color rosa, pero cuando salió me dijo que una amiguita le había dicho que estaba fea y que el parche no se lo quería poner más. Malditos genes.
Gracias por compartir tu experiencia, Anabel. Es bueno saber que hay más niñas y niños pirata que aprenderán a ‘aceptar el ‘parche’ de las otras personas con mucha facilidad’.
Ojalá el parche de tu hija se convierta pronto en aliado y la opinión de lxs demás no hagan olvidar a tu hija la extraordinaria persona que es.
No creas, yo creo que primero lo tomó como novedad, pero ahora que ve que la novedad pasa y el parche sigue, ya le está costando más. Además tiene mucho aumento en ese ojo y claro, con el parche puesto ve muy mal, se cansa y le cuesta calcular distancias. Mañana cumplimos una semana de parche y estamos viviendo una minicrisis, y yo la comprendo porque viví lo mismo, pero no hay más remedio que taparle el ojo para que recupere. Lo que intento es decirle que está muy mona y que le quedan genial las gafas, recuerdo que mi madre odiaba que yo llevase gafas y siempre me las quitaba para las fotos, lo que me acomplejaba aún más.