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En esta sección queremos invitarte a compartir aquellas lecturas que de una manera u otra “te han despertado”: no sólo te han inspirado o generado una reflexión, sino que han ido más allá. Han hecho un clic dentro de ti y te han permitido descubrir y abrir nuevas visiones que han generado nuevos comportamientos o acciones.

Mándanos pues a info@el-despertador o contáctanos: el nombre del libro, el autor, un fragmento destacado y lo que te ha regalado su lectura.

El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl
Por Jordi Esqué

Este libro habla de las experiencias del protagonista en un campo de concentración nazi, cómo aceptaba la situación en la que se encontraba y era el protagonista de sus acciones en lugar de ser una víctima. A lo largo de sus páginas me di cuenta que siempre podemos elegir cómo queremos vivir las cosas: ¿como víctimas o cómo protagonistas?

Por primera vez comprendí la sólida verdad dispersa en las canciones de tantos poetas o proclamada en la brillante sabiduría de los pensadores y de los filósofos: el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre. Entonces percibí en toda su hondura el significado del mayor secreto de la poesía, el pensamiento y las creencias humanes intentan comunicarnos: la salvación del hombre solo es posible en el amor y a través del amor. Intuí cómo un hombre, despojado de todo, puede saborear la felicidad (…) Aun cuando el hombre se encuentre en una situación de desolación absoluta, sin la posibilidad de expresarse por medio de una acción positiva, con el único horizonte vital de soportar correctamente –con dignidad- el sufrimiento omnipresente, aun en esa situación ese hombre puede realizarse

El Principito, Antoine de Saint-Exupéry
Por Jordi Esqué

Cuenta las aventuras y las impresiones de un joven viajero de mundos. El Principito me mostró el mundo con otros ojos: con más inocencia, sorpresa, ingenuidad. Creo que los adultos no podemos perder esa mirada de este niño: sin vicios ni prejuicios, sin querer tener la razón, sin la capacidad de sorprendernos, sin cuestionar. Nos podemos maravillar a cada instante descubriendo nuestro entorno, reconociéndolo y reconociendo de nuevo, como cuando éramos niños.

Entonces fue cuando apareció el zorro.
– Buenos días – dijo el zorro.
– Buenos días – respondió cortésmente el principito, que se dio la vuelta, pero no vio nada.
– Estoy aquí – dijo la voz -, suelta el manzano …
– ¿Quién eres? – Dijo el principito – Eres muy bonita …
– Soy un zorro – dijo el zorro.
– Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. Estoy triste …
– No puedo jugar contigo – dijo el zorro -. No estoy domesticada.
– ¿Qué significa “domesticar”?
– Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. Significa “crear lazos” …

El juego interior del tenis, Timothy Gallwey
Por Jordi Muñoz

La poesía más bella nace en el silencio.

Las grandes obras de arte surgen de las silenciosas profundidades del inconsciente y, también, las verdaderas expresiones de amor surgen de una fuente que está más allá de las palabras y de los pensamientos.

Sucede lo mismo con los grandes logros deportivos; surgen cuando la mente está tan silenciosa y tranquila como un lago de cristal

Mafalda, Quino
Por Jordi Esqué

¡Quién no ha oído hablar de Mafalda! Nos ha acompañado en nuestro crecimiento, de una manera u otra, y lo seguirá haciendo en las futuras generaciones seguramente, despertándonos muchas risas y nuevas miradas. La visión del mundo de una niña de 6 años, con sus críticas y utopías. En mi caso, las tiras cómicas de Quino me han regalado inocencia y simplicidad para resolver muchos aspectos de la vida. Es tan evidente y simple todo ello, tal y como lo presenta, que parece mentira que los adultos nos lo compliquemos tanto. Una manera de ver las cosas que nunca deberíamos perder.

¿Amar o depender?, Walter Riso
Por Jordi Sardiña

Un ensayo para superar la dependencia emocional y hacer del amor una experiencia llena y saludable.

 

Amar sin afección no implica insensibilizar el amor.

La pasión, la fuerza y el impacto emocional del enamoramiento nunca menguan.

La desafección no amortigua el sentimiento; al contrario, lo exalta, lo libera de sus lastres, lo suelta, lo amplifica y lo deja fluir sin restricciones.