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Enamorarse después de una ruptura (por Jordi Muñoz)

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El amor no es sólo un sentimiento, es mucho más que eso: es un compromiso con la vida, con uno mismo. Una forma de estar y vivir que cuando sintonizas te llena y dejas de necesitar que las cosas sean de ninguna manera, amas lo que hay, lo que es y estás agradecido sin más por tener la oportunidad de vivirlo y vivir.

En el caso de las relaciones es entregarse a un proceso de autoconocimiento, con uno mismo y con la otra persona. Un viaje rico y lleno de paisajes por descubrir, si realmente te lo regalas. El de los miedos, el de las creencias, el de los sentires, el de los egos y reconocimientos, el del presente, el de las proyecciones, etc… Un camino infinito y fantástico de recorrer.

Este viaje, sin embargo, no es sencillo, tiene muchas paradas y estaciones de enlace. Paradas que te confrontan y hacen que hagas revisión de tu compromiso contigo y la vida a cada paso. ¿Qué amor quieres vivir: el de las pelis que duran dos horas o el que se camina y comparte con el otro? ¿Qué pasaría con las películas si duraran en lugar de dos horas dos días?

Más preguntas resonando en el camino: ¿Quiero que me quiera a mí o a la versión que creo que debería ser? ¿La quiero yo tal como es o amo la versión que creo que debería ser/tengo esperanza de que sea? ¿Qué quiero ser para el otro y qué quiero que sea el otro para mí, una obligación o una devoción? ¿Un campo de minas que se contrae de tensión para adecuarnos a expectativas y miedos o una cama donde impulsarnos y brillar hacia la mejor versión?

Si soy sincero, ahora mismo estoy viviendo el amor con más plenitud que nunca. A pesar de que recientemente he tenido el golpe, y el dolor inmenso que conlleva, de que se terminara la relación de pareja que me hubiera gustado tener. Precisamente, gracias a ello, estoy construyendo y viviendo algo mucho mejor. En el fondo, la relación que siempre he querido tejer con ella. Y todo ello ha sido posible gracias a creer en lo que sentíamos, confiar en lo que podíamos y queríamos tener y apostar por reinventarnos con la fuerza del amor.

Cuando lo haces con honestidad, te entregas, lo dejas crecer y te comprometes, esta fuerza te permite ir más allá de lo que imaginabas como posible: de todos los formatos, límites, creencias y expectativas. Si no hay desgaste acumulado y estás dispuesto a emprender este camino de autoconocimiento, nunca es tarde, siempre tiene premio: el de vivir la vida y las relaciones desde lo que te llena y sientes que mereces.

Vives, escuchas y tejes con la realidad y no con la ficción. Porque quieres lo mejor para ti con esa relación pero, sobre todo, porque quieres lo mejor para ti con la vida

El amor es un regalo que te haces, una arma de transformación afectiva y de construcción emotiva que te permite instalarte en el territorio de la abundancia de la posibilidad, de la creatividad, de agradecer y dar la bienvenida. Eres sujeto y no objeto pasivo, pese a que te hagan falta dosis de confianza y paciencia. Tú eres quien amas, te apropias del sentimiento y de su vitalidad, porque la mirada ya es tuya y te pertenece y desde ahí cualquier instante es vida. Es un sí a la vida, que va más allá del otro y de la circunstancia. Te autoafirma y te permite crecer a cada paso aceptando lo que hay.

Afrontas tus egos, monstruos y miedos, porque realmente quieres seguir haciendo crecer y cultivar esa relación que tanto amas y que de tantas semillas y flores ha llenado tu jardín vital. Vives, escuchas y tejes con la realidad y no con la ficción. Porque quieres lo mejor para ti con esa relación pero, sobre todo, porque quieres lo mejor para ti con la vida.

Por eso ahora y aquí, celebro haber apostado y escuchado que, a pesar de que había muchos puntos donde nos encontrábamos y vibrábamos, en otros el amor tenía topes por donde no podía fluir que incluso iban más allá de nosotros. Ahora disfruto fluyendo plenamente, muy satisfecho con el esfuerzo y el desafío, por ir más allá y cultivar lo que siempre he querido. Ahora que nos vemos y abrazamos de verdad, desnudos y auténticos. Ahora siento el amor más que nunca y, al mismo tiempo que sigo procesando mi duelo por el proyecto que teníamos y que me hubiera encantado construir con ella, puedo decir que estoy enAMORado de la vida y de la relación que estamos cultivando.

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Soneto 126, Lope de Vega

3 replies »

  1. Me encanta lo que escribes. Unas reflexiones muy bonitas. Me siento identificado con las sensaciones que describes y me ha gustado mucho cómo compartes y explicas tu proceso de ruptura y rehacerte con un nuevo amor, a la vida que quieres vivir y hacia otra persona.
    Lo leeré varias veces en estos días.
    Un abrazo y suerte en el viaje.

    • Muchas gracias José Antonio, agradezco mucho tus palabras y celebro que te inspiraran.
      En este caso hablo además del amor canalizado hacia la misma persona, después de la ruptura, desde otra forma de estar y relacionarnos en que puede seguir creciendo.
      Te deseo lo mejor para tu viaje!

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