Artículo basado en nuestra propuesta de intervención en DOMUM Programme

Desde El despertador tenemos la fortuna de colaborar desde 2024 en DOMUM PROGRAMME , un proyecto de la Fundación Nous Cims que fomenta el bienestar emocional de las personas en procesos oncológicos mediante la creación de espacios terapéuticos y actividades psicosociales enfocadas a conseguir experiencias positivas y reparadoras. Lo hacemos con nuestro acompañamiento musicoterapéutico en hospitales de Cataluña, Madrid y Baleares.
DOMUM además aporta una mirada integral que comprende las esferas emocional, personal y social de todos los agentes implicados en un proceso oncológico, incluyendo a familiares y profesionales sanitarios.
El poder de la musicoterapia
La musicoterapia es el uso consciente de la música y sus elementos —sonido, ritmo, melodía y armonía— para mejorar el bienestar de las personas. Aunque esta definición es simple, engloba un vasto campo de enfoques y metodologías que comparten el objetivo común de promover la salud y la calidad de vida.
Aunque el uso de la música con fines terapéuticos es mucho más antiguo – remontándose a civilizaciones antiguas como la griega, egipcia o china-, la musicoterapia como disciplina formal tiene sus orígenes en el siglo XX.
A partir de la década de 1950, se establecieron los primeros programas universitarios de musicoterapia, como el primer curso académico en la Universidad Estatal de Michigan (1944), y en 1950 se fundó la National Association for Music Therapy (NAMT) en los Estados Unidos, lo que impulsó la profesionalización y estandarización de la disciplina.
El cáncer es una enfermedad que resulta invasiva, amenazadora y que genera altos niveles de estrés en la persona enferma, tanto en el momento del diagnóstico como a lo largo de su tratamiento. Por esta razón, es de vital importancia poder acompañar psicológicamente a las personas pacientes para hacer frente al malestar emocional y a las alteraciones que sufre la persona y su entorno, y poder contrarrestar o paliar los efectos secundarios del tratamiento, contribuyendo así a un mayor bienestar de la persona afectada por el proceso oncológico.
En las últimas décadas, la musicoterapia se ha erigido como una de estas intervenciones complementarias de gran impacto y eficacia en el contexto oncológico, ya que permite ofrecer al paciente un apoyo a nivel integral, pudiendo llegar a cubrir las necesidades de tipo físico, emocional, cognitivo, social y/o espiritual.
¿Por qué? Porque la música nos conecta con la vida. Es un lenguaje universal y muy intuitivo que facilita la conexión a todos los niveles. La música es la puerta de entrada a nuestro mundo emocional, ya que nos ofrece la posibilidad de canalizarlo, però también de salida: podemos expresarnos a través de ella. La música nos ayuda a socializarnos (porque como decíamos es universal) y nos empodera. Fomenta la comunicación intra, inter y extrapersonal y nos ayuda a escucharnos; nos ayuda a drenar, a transformar y a expandirnos. ¿Qué más le podemos pedir?
La música es la puerta de entrada a nuestro mundo emocional, ya que nos ofrece la posibilidad de canalizarlo, però también de salida: podemos expresarnos a través de ella.
Concretamente, en cuanto a las necesidades físicas: la musicoterapia ayuda a afrontar los efectos secundarios de los tratamientos. Ayuda a disminuir la percepción de dolor, la tensión y la fatiga. Además, promueve estados de bienestar y relajación y fomenta una mejor tolerancia a los tratamientos, disminuyendo las náuseas.
En cuanto a las necesidades emocionales, ofrece la oportunidad de connectar con el mundo interior propio sin necesidad de usar el lenguaje verbal. La música conecta directamente con el lenguaje de las emociones y a su vez permite su canalización, expresión y transformación. Por lo tanto, puede mejorar el estado anímico y reducir los niveles de ansiedad y/o depresión.
En cuanto a las necesidades sociales y relacionales, la música ofrece un marco socializador para dar solución a las conductas de aislamiento y falta de comunicación. En las sesiones de Musicoterapia se facilita un marco sonoro para promover la participación, la comunicación y la interacción social con el/la musicoterapeuta, con otros profesionales y/o con los otros miembros del grupo. Establecer vínculos y potenciar la cohesión del grupo y favorecer la comunicación entre el/la paciente y su familia es una de las grandes aportaciones que ofrece la musicoterapia en el ámbito oncológico.
Por lo que respecta a la dimensión cognitiva, permite evocar situaciones y emociones agradables, positivas y significativas. Consecuentemente, permite abordar y procesar aspectos no resueltos y/o reformular y reestructurar cognitivamente la situación, así como aumentar las estrategias de afrontamiento y/o aumentar la sensación de control. Además, ofrece una experiencia creativa que ayuda al desarrollo cognitivo.
Finalmente, la música también tiene una importante aportación a realizar en el acompañamiento espiritual/existencial de la persona y puede ofrecer un nuevo enfoque y sentido a la vida, y mejorar así su calidad.
Nuestro acompañamiento
Nuestro acompañamiento se propone ofrecer por un lado distintas opciones flexibles, adaptativas y adaptables para afrontar las necesidades integrales del paciente oncológico para fomentar su bienestar holístico y por otro, ofrecer distintos recursos para los agentes de su entorno: familiares, cuidadores, personal sanitario.
Por esta razón, alternamos dos tipos de intervención:
- Sesiones de musicoterapia creativa: donde ofrecemos un marco sonor atractivo para fomentar la participación de la persona a una experiencia musical, satisfactoria. Utilizamos distintas técnicas musicales para facilitar la participación, la interacción, la comunicación, el movimiento, la expresión propia y colectiva y la creación musical. Tocamos distintos instrumentos, facilitamos círculos de percusión, de improvisación, cantamos, nos movemos, creamos sinergias con las distintas artes… Usamos la música como medio de expresión, canalización, transformación y goce.
- Sesiones de musicoterapia receptiva: donde empleamos diferentes técnicas para llevar a la persona que acompañamos (paciente, familiar o personal sanitario) a un estado de relajación profunda y conexión interna. Podemos usar distintos instrumentos y fórmulas (como por ejemplo el masaje sonoro, ofreciendo este viaje de apertura y relajación, así como también de masaje vibracional, o simplemente a través del piano o la guitarra).
Estos enfoques, a su vez, se centran en utilizar la música para desarrollar el potencial de salud de la persona basándose en las características que aportan sus tres pilares básicos: RITMO, MELODIA Y ARMONIA.
- El RITMO es el elemento que nos moviliza con la parte FÍSICA.
- La MELODÍA es el elemento que nos moviliza la parte EMOCIONAL.
- La ARMONÍA es el elemento que nos moviliza la parte MENTAL
La música nos conecta a la vida. El pulso musical nos conecta con el latido del corazón, el ritmo del caminar con la ciclicidad, la estructura y el orden. La melodía nos conecta con las emociones, con la validación, la identificación y la expresión. Y la armonía nos conecta con el mundo de lo mental, el mundo de las ideas y de las relaciones.
Es hermoso ver cómo, sesión tras sesión, se genera un ambiente cálido de grupo y una apertura para soltarse y disfrutar más de lo que la música (y la vida) nos ofrece.
Nuestra experiencia facilitando sesiones en las unidades de paliativos de los diferentes hospitales, donde se está aplicando el programa, está siendo muy gratificante y satisfactoria.
Estamos realizando dos tipos de procesos: uno más específico, constante y de más duración, sólo para personas enfermas y otro de musicoterapia comunitaria donde comparten pacientes con sus parejas/familiares y hasta con personal médico.
Facilitar un espacio musicoterapéutico puede llegar a tener un sentido profundo y significativo, y en el caso del acompañamiento en procesos oncológicos, sin duda ha sido y está siendo así. La experiencia de un proceso oncológico, más allá de la propia afectación física, va acompañada de una carga emocional y psicológica que puede llegar a ser un factor marcadamente limitante en el día a día de las personas que lo viven.
Abrir un espacio regular – semanal- en el cual encontrarse con otras personas en procesos similares y conectar con el cuerpo, con el sentir, con la expresión, con el grupo… se convierte, en primer lugar, en un “oasis psicológico y emocional” donde soltar esa carga y nutrirse del calor del grupo a través de actividades enfocadas en el bienestar.
Y más allá de eso, se puede convertir en un lugar donde cultivar consciencia, donde valorar lo que somos y la vida que vivimos, donde aprender herramientas para escuchar, acoger y expresar lo que sentimos. Es hermoso ver cómo, sesión tras sesión, se genera un ambiente cálido de grupo y una apertura para soltarse y disfrutar más de lo que la música (y la vida) nos ofrece.
Los pacientes nos piden que ojalá pudieran hacerlo cada día, porque durante ese rato no han pensado, han sido, a pesar de que les cueste levantar la maraca o de que las secuelas del ictus les dificulten el canto. La entrega y la generosidad se viven desde el minuto 2 en las sesiones de musicoterapia.
Hay un primer momento en el que la mente aún juega en contra, se muestran expectantes y a la defensiva… pero empieza el sonido y todas las resistencias se disuelven para dar lugar al sentir, al conectar, a la expresión auténtica, al compartir música en comunidad, para dar lugar, en definitiva, a la vida, en momentos en los que lamentablemente la enfermedad se lleva el protagonismo.
“Por mi parte, de estas sesiones destacaría el beneficio de tener la mente concentrada en la actividad, alejándola de otros estímulos externos, ayudando a focalizar esta atención en detrimento de pensamientos invasivos y limitantes que a menudo tenemos los pacientes oncológicos”, afirma una participante del programa.
En el caso de las sesiones de musicoterapia comunitaria tienen el componente especial de que generamos un espacio compartido – a través de la música, del canto y del movimiento-, con los seres más queridos, de vida, conexión, disfrute, alegría, celebración, gratitud, esperanza. En un momento difícil para estas personas, en el que seguramente estas palabras no forman parte de su día a día, la hora y media de musicoterapia se convierte en un espacio mágico donde la enfermedad no tiene lugar y se expresa la salud a través de la música.
Cuando terminamos las sesiones, solemos cerrarlas con una rueda en la que, mientras tocamos el piano, nos vamos pasando un palo de lluvia y cada una, cuando tiene este instrumento en las manos, regala una palabra al grupo sobre cómo se siente o cómo se ha sentido.
Palabras que expresan gratitud hacia el espacio facilitado y el grupo con expresiones como: “me siento agradecida porque me he podido relajar”, “me he sentido libre”, “me he divertido con los compañer@s”, “me ha sorprendido mi capacidad creativa”, “he podido conectar con un estado de paz interna”…
Es muy emocionante escuchar estas palabras cargadas de bienestar, felicidad y gratitud que comparten, teniendo en cuenta las difíciles circunstancias que están atravesando.
Luego se acercan a nosotras mientras recogemos los instrumentos, y no paran de agradecer esa hora y media.
Hijas que se derrumban en lágrimas, agradeciendo este espacio de vida que les ha permitido conectar de nuevo con su madre como hacía tiempo que no lo hacían… Poder comunicarse —con ellas mismas y con las demás— desde otro lugar, a través de la música, desde el corazón, desde la salud y la alegría, “es un regalo que nos llevamos y que siempre recordaremos”, dicen.
Y, por supuesto, el regalo es totalmente nuestro: un privilegio poder facilitar, agradeciendo la confianza y disfrutando de tanta generosidad, y poder ser testigos de momentos únicos que nos reconcilian con la vida.
Equipo de musicoterapeutas:
Laia Colom, Roger Sans, Jordi Muñoz, Pau Català y Maria Nogueira.
Un artículo de :
Laia Colom Brossa, Roger Sans Guimerà y Jordi Muñoz Jovell.



Contenido relacionado:
KOA Música, conectando con las emociones (artículo)
La musicoteràpia en l’atenció domiciliària pal·liativa (artículo)
- La música, un vehículo permanente (artículo)
Categories: amb els joves, Articles, Esport i Salut, Gestió d'equips, Gestió emocional, Lideratge
Tagged as: coaching, coaching esportiu, gestió d'equips, gestió emocional, joves, treball en equip