“Nosotrxs no somos sólo lo que creemos que somos,
somos lo que estamos dispuestxs a aprender”
Andrew Schneider
Llevamos ya varias semanas en situación de confinamiento y no sabemos cuántas más han de venir. Se van sumando días, cambios, incertidumbres y emociones. Un nuevo escenario que nos está obligando a sacar lo mejor de nosotr@s, a poner en danza nuevas versiones de nosotr@s, en muchos sentidos, para poder sostenerlo. Por momentos, sin embargo, puede ser que sientas que se te agotan los recursos.
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Quiero acompañarte, precisamente, a conectar con tu potencial para gestionar esta situación. Y al mismo tiempo ver qué más recursos, competencias o habilidades, tienes disponibles que pueden ayudarte a vivir mejor tu día a día.
Para hacerlo será clave conectar con el canal de nuestra abundancia. Si estamos en la queja, estamos en la no aceptación de la realidad y eso hace que no podamos reconocer nuestro valor y lo que tenemos para ofrecer. En este sentido, emociones como la rabia, por ejemplo, nos pueden ser de gran ayuda. La rabia canalizada nos permite rebelarnos ante la situación, accionar interiormente, y generar nuevos recursos.
Pero vayamos por partes. No tengamos prisa. Vamos a hacer este trayecto a través de preguntas. Qué herramienta tan valiosa es el preguntarnos cuando lo hacemos con mimo y respeto, con la mirada exploradora y el permiso activado para aprender. Preguntas que, ya te avanzo, irán aumentando de dificultad. ¡Así que prepárate que empieza el viaje!
1ª pregunta: ¿Qué habilidades o competencias pueden sernos de utilidad en este contexto de tanta incertidumbre?
Hay muchas competencias que desfilan en nuestro día a día. En función del momento y de la realidad concreta o del área de nuestra vida (personal, familiar, relacional, profesional, etc.) tendrán unas más o menos protagonismo. Te comento algunas de las principales y transversales:
- Por supuesto, la gestión del cambio, poder conversar con lo que sucede con flexibilidad.
- La gestión emocional para dar permiso, espacio y atención a las distintas emociones que se van sucediendo (en nosotr@s y alrededor) en ese vaivén permanente en el que vivimos. El autocontrol es un buen aliado, en este sentido, con sus dosis de templanza y paciencia tan necesarias para ir respirando.
- La resiliencia, tomando las riendas con nuestro liderazgo y autoconfianza, para resistir, avanzar y superar las dificultades.
- La creatividad para seguir reinventando posibilidades y hacer de la dificultad una oportunidad para ampliar nuestro radio de acción.
- La planificación y organización para ordenarnos un poco y que no nos arrastre el descontrol, poder desmenuzar y hacer más asequibles los distintos retos, para poder sostener un territorio nuevo por aprender a gestionar.
- La comunicación para poder expresar y compartir en ambas direcciones nuestro sentir, nuestras necesidades o nuestras ideas en cualquiera de las áreas.
- El trabajo en equipo para sincronizarnos o el networking para tejer complicidades son esenciales en todos los ámbitos: personal, familiar, relacional o profesional. Tejer alianzas y sinergias nos ayuda a gestionar nuestras soledades.
Algunos ejemplos que nos sirven para empezar a abrir el abanico y, al mismo tiempo, prepararnos para la siguiente pregunta.
2ª pregunta: ¿Con qué recursos personales cuento para hacer frente a esta situación?
No contestes todavía. Respira y date un tiempo. Ahora sí que me refiero a aquellos que estás usando ya. Para encontrarlos -poder poner en ON el radar-, antes he de reconocer que tengo recursos. Detenerme y validar(me) antes de ver lo que me falta o no alcanzo todavía.
Hay un error que cometemos muy frecuentemente, pensamos que tenemos que ser l@s mejores en algo para reconocer que estamos desarrollando esa competencia. Y al no darle valor no somos conscientes de las herramientas que ya tenemos o vamos adquiriendo con el tiempo, de manera que no afinamos en el diagnóstico de lo que realmente nos hace falta. Por supuesto que podemos mejorar nuestro desempeño, siempre, pero empecemos por reconocer nuestro capital.
Venga, saca la libreta por un momento y haz lista sin darle muchas vueltas. Sólo son un par de minutos. A ver cuántas competencias, habilidades o recursos (dilo como quieras) eres capaz de anotar. Seguro que hay un montón. Yo te he dado algunas pistas. Vamos… ¡A jugar! A ver cuántas te salen.
¿Terminaste? Va, tomémonos un poco de tiempo para digerirlas y valorarlas. Qué importante, como decíamos, valorar lo que tengo disponible. ¿Lo notas? Nos pone de buen rollo, nos desestresa. Nos sentimos más competentes, positiv@s y preparad@s, ¿verdad?
Ahora sí estamos preparad@s para avanzar. Seguimos…
3ª pregunta: ¿Qué competencias o recursos me gustaría potenciar?
Antes de ir a la libreta que tenemos siempre más a mano… Sí, ésa donde escribes las listas de la compra interminable de todas las cosas que necesitas, las que deberías o tendrías que hacer mejor. Antes, es fundamental preguntarnos el ‘para qué’ lo anotamos. Tomar conciencia sobre en qué áreas o aspectos en concreto quieres una mejora ahora mismo. Sólo así, focalizando, priorizaremos y conseguiremos que la lista no se haga infinita y, en consecuencia, acabemos por no hacer nada. Por tanto, ¡a focalizar!
Apunta máximo 3, por favor. Anotando al lado para qué te servirán. Y, por supuesto, con qué pequeños pasos (micro-acciones) estarás entrenando y desarrollando esa competencia o recurso. Por supuesto puedes pedir ayuda a quien quieras. Nadie ha dicho que lo tengas que hacer sol@. Todo el mundo puede conspirar contigo en hacerte más fácil el camino. Eso sí, sólo tú puedes marcar tu camino para decir en qué estás dispuest@ a avanzar y en qué quieres que te ayudemos.
Venga, seguimos, y vamos a por la siguiente pregunta. Con ésta ya vas a por nota…
4ª pregunta: ¿Qué descubro de mí que me puede servir más allá de este contexto actual?
De todos los recursos nuevos que estoy generando para gestionar las distintas áreas de mi vida en esta situación donde tantos cambios están sucediendo, ¿qué estoy viendo o aprendiendo de mí que me gusta, que me va bien, y que quiero mantener?
Concretamos al máximo. Puede ser desde algo muy pequeño a algo más grande. Un par de ejemplos para que te inspiren: desde que estoy cocinándome más y mejor (el autocuidado) y querré seguir haciéndolo. A me doy cuenta que puedo gestionar bien cambios grandes y veo que me servirá para gestionar el cambio profesional que quiero emprender.
Ahora bien, imagino que te estarás preguntando, ¿cómo lo hago para mantenerlo?
- Tomando conciencia de la importancia que tiene y puede tener para mí.
- Sintiendo ese valor, empezar a visualizarlo en situaciones concretas de mi vida.
- Accionarlo a través de pequeñas acciones, muy asequibles, que me ayuden a que esté presente e ir integrándolo en mi día a día normalizado.
Por cierto, otro elemento a tener en cuenta en relación a incorporar nuevos recursos gracias a esta situación tan extraordinaria, es la oportunidad que en algunos casos puede estar dando de parada. Detenerme, como la misma palabra dice, me trae el regalo ‘de tenerme’. Y no es fácil en este mundo donde los imperativos de la productividad y de la disponibilidad están al orden del día, el tenernos y viajar conectad@s. Tenemos una seria dificultad, como hemos abordado en algún otro artículo mencionando el ensayo de Byung-Chul Han La sociedad del cansancio, por parar y estar en el ser. Vivimos enajenad@s en la distracción.
En estos días de saturación de información en las redes, de propuestas permanentes para la actividad, el entretenimiento, etc., ¿qué tal si nos reservamos también algún momento pautado para no hacer nada, para aburrirnos? Un momento para respirar. Sólo de/tenernos. Con curiosidad, a ver qué pasa. Seguramente ocurrirá lo sorprendente, porque es en los momentos de tedio donde aparece la luz, la idea, lo diferente. Lo que yo llamo esos ‘momentos revelación’. ¿Sabes a lo que me refiero? ¿Por qué el lavabo inspira tanto? ¿No te ha pasado nunca que has tenido que encender la luz para apuntar esa buena idea que te venía en la cama de madrugada?
Y con eso llegamos a la última pregunta, la más importante…
5ª pregunta ¿Qué te llevas de este viaje que vas a poner en práctica?
Espero que este paseo por estas preguntas te haya podido servir, no sólo para reflexionar, sino para darte cuenta de todo el caudal disponible. Pero esto no termina aquí, porque sin ponernos en acción sólo se quedará en buenas reflexiones o en un buen paseo. Sin acción, sin práctica, no hay transformación.
Así que te invito a que lo puedas concretar en 2 o 3 líneas que te ayuden a comprometerte contigo, desde un compromiso interno (no de afuera) que te invite a disfrutarte más y mejor de tu tiempo, este tiempo que nos ha tocado vivir y que seguimos pudiendo escribir el guión de cómo elegimos vivirlo.
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Un artículo de Jordi Muñoz,
coach, recreador personal y musicoterapeuta,
fundador y co-director de El despertador
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Eneagrama para vivir mejor (curso on-line)
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