Desde muy pequeña mi afán por aprender, crecer y descubrir cualquier ámbito fue creciendo cada vez que cumplía años. Como si todo estuviera escrito, todas las piezas han ido encajando de forma mágica, que, a día de hoy, no deja de sorprenderme…
Me identifico con una flor que nace en terreno hostil, esa flor tan bonita que logra crecer en el asfalto. Con las adversidades todos tenemos una fuerza interior, que no sabemos que existe, hasta el momento indicado. Todos la tenemos.
Cuando somos pequeños tenemos miedo a lo desconocido, de hecho, también de adultos.
Vemos el mundo cómo una jungla, nos da miedo la oscuridad, los cambios y nuestros dragones.
Esos dragones parecen feroces, despiadados, que aparecen en los momentos más oscuros y en que estamos solos con nosotros mismos. Cómo si de un duelo se tratara…
Normalmente, al encontrarnos en ese momento lo más fácil es huir. Pero las circunstancias de la vida, los aprendizajes puestos en práctica, las maravillosas personas que nos acompañan en esta vida tan bonita, pero a veces dolorosa. Nos van fortaleciendo, haciéndonos conscientes de nuestra valentía y grandeza. Ampliando nuestra visión, ampliando horizontes.
Cada vez sin darnos cuenta, pasamos más tiempo con nuestros dragones. Y va pasando el tiempo, vamos avanzando. Y vamos pasando más tiempo con ellos, hasta el día que logras conversar con él y ves el primer amanecer juntos, sin miedo.
En ese preciso instante, en el momento que el sol, con su bello resplandor ilumina todo, logras ver qué bello que es tu dragón, sí tu dragón. Tu dragón, solo hay uno y son el reflejo de tus miedos, una parte de tu yo.
Y en ese amanecer, en que compartes ese momento mágico. Que no huyes, que lo abrazas, lo comprendes, lo escuchas y lo quieres desde lo más profundo. Se convierte en el dragón más bello que puedas imaginar, en tu mejor amigo, en tu guía, tu guardián. A partir de ahora iluminará las noches más oscuras, te hará sonreír en los días más tristes, y logrará hacerte viajar sin moverte de lugar.
Que bonito es caminar a su lado, o incluso subirte a él y volar en dirección a tus sueños.
Gracias dragón, por esperarme todo este tiempo. Y gracias a todas las personas que forman parte de mi vida, en este bello camino. Gracias a todas las circunstancias, momentos, decisiones, a todas las sonrisas y lágrimas, soy yo y abrazo a mi maravilloso dragón.
Lo importante no es el tiempo que hace que conoces a alguien, sino lo fuerte que te agarra de la mano, cómo te mira, cómo te abraza… y cómo se sienta a tu lado en silencio para ver el amanecer juntos.
Párate, mira a tu dragón a los ojos y abrázalo. Deja que fluya la energía y disfruta del momento. Continuará…
Mireia Garcia Martínez
.
Coneix les anteriors edicions del concurs i les seves temàtiques:
Amb aquesta ja són 8 les edicions del concurs #somriulavida de Sant Jordi. Cada una d’elles ha tingut una temàtica diferent: fotografies, haikus, imatges despertadores, relats amb valors… Et convidem a fer un cop d’ull a les edicions passades: 1r concurs, 2n concurs, 3er concurs, 4t concurs, 5è concurs, 6è concurs, 7è concurs.
Categories: Escriptura, Gestió emocional
Tagged as: amistat, concurs, concurs de contes, concurs de relats, contes, contes amb valors, diversitat, històries, honestedat, imaginari col·lectiu, inclusió, llibertat, participar, premi, relats, relats amb valors, relats inclusius, Sant Jordi, santa Jordina, societat justa, solidaritat, somriulavida, valors, valors d'igualtat
Me parece una historia preciosa. Es una manera muy bonita de decir que en la vida nos vamos a ver en situaciones que nos van a dar miedo y que no hay que correr, que hay que aprender de ellas porque solo así podremos crecer, me encanta…??