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¿Cómo puedo vivir mejor?

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El arte de vivir está directamente relacionado con la coherencia entre mente-emoción-acción. Es necesario que las tres partes estén totalmente equilibradas y vayan en la misma dirección. Una manera de darnos cuenta de que hay incoherencia entre estos niveles es cuando tenemos sensación de malestar, nos sentimos mediocres, grises, desaprovechadxs, nos gusta más la vida de lxs demás, no nos valoramos ni valoramos lo que tenemos. Y como no nos gustamos, nos juzgamos y, por simpatía, también juzgamos a lxs demás, y eso dificulta aún más todo.

En un primer momento, puede aparecer la resistencia a aceptar que hay algo dentro de nosotros y nosotras que se queja, que no nos gusta, quizá porque empezamos a intuir que escucharlo puede suponer cambios, y los cambios suelen dar pereza (área de confort). Pero si seguimos sin hacer demasiado caso, el malestar continúa y cada vez se hace más presente, nos convertimos en personajes, ya que nos estamos alejando de nuestra esencia.

Tenemos diferentes caminos, podemos resignarnos, conformarnos y aprender a caminar con una piedra en el zapato o podemos atrevernos a hacer un viaje hacia el interior para descubrir qué es lo que no encaja. Si decidimos resignarnos, haremos que mente y acción (o no acción) silencien la emoción que reclama atención, aceptamos que no seremos del todo felices, elegimos, por tanto, la opción de sobrevivir (pasar de puntillas por la vida). Al atrofiarse las emociones no sentimos la tristeza o el dolor,… pero tampoco sentimos a fondo la alegría o la ilusión, ya que tienen la misma puerta de entrada y si la cerramos la cerramos para todo.

Si nos atrevemos a escucharnos y aceptar lo que sentimos, sin juzgarlo, debemos ser conscientes de que seguramente supondrá hacer cambios/transformaciones importantes (más importantes cuanto más tiempo hace que no escuchamos nuestras emociones). Habrá que aprender a no tener miedo a sentir, es importante vivir las emociones a fondo y darnos cuenta de que todas forman parte de nosotros/as, que unas no pueden vivir sin las otras y que todas son necesarias para nuestro crecimiento.


“Aquello que se ha sentido,
es aquello que se ha vivido.”
Fernando Pessoa


Si no se realizan acciones es como decidirse a hacer un viaje por el mar pero sin encontrar nunca el momento de soltar las amarras del puerto. Debemos hacernos amigos/as del miedo ya que nos alejamos del territorio conocido. Y aunque no sabremos qué nos encontraremos a lo largo de la travesía es importante tener un rumbo/una dirección y permitirnos que nos pasen aventuras que ahora mismo ni nos imaginamos, justamente, porque hemos dejado de “controlar” nuestra vida y hemos empezado a vivir.

Cuando emoción-mente-acción van a la par, ya no dependemos tanto de lo que ocurra en el entorno para estar bien o mal, sentimos la plenitud, la abundancia del vivir. Conscientemente hacemos la elección de cuál es nuestra actitud ante un hecho, llevamos el timón de nuestro barco y, a pesar de que puedan haber tormentas, cuando vuelve la calma seguimos manteniendo la dirección. Es mucho más difícil perderse, pero cuando nos perdemos, encontramos el norte más fácilmente que antes porque la brújula ahora está dentro de nosotros.

Para vivir mejor es importante hacerse consciente de la vida y empezar a vivirla de dentro hacia fuera. Empezar a asumir las riendas, tomar decisiones y crear. Amar la vida, a uno y una misma, a lxs demás y al mundo. Cuando empezamos a vivir con arte nos sentimos auténticos/as, valientes, sentimos las emociones, nos gustamos y aceptamos nuestra vida, valoramos lo que tenemos, construimos nuevos paisajes y aprendemos a disfrutarlos, vivimos en el presente, asumimos la incertidumbre y caminamos. Los pasos adelante, nunca pueden ser malos.

 

Un artículo de Anna Soriano,
Licenciada en Psicología, diplomada en Educación Social y Máster en Ecología Emocional. Directora de El despertador

 

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