Hemos crecido entre “medias naranjas perfectas”, Happy Ends, salvando princesas y anhelando príncipes azules, pensando que así seríamos felices y comeríamos perdices para siempre. Esperando escuchar los violines de fondo para vivir historias de amor de película.
Pero el cine de Hollywood o los cuentos populares son sólo clichés que tienen muy poco que ver con la realidad. Nos contaminan, además, porque generan en nosotros expectativas e inculcan patrones de comportamiento que nos condenan a vivir muchas historias de forma predeterminada, casi como si fuéramos espectadores. Cuando, en realidad, somos los protagonistas absolutos.
Por eso queremos dedicarnos un momento a observar cómo nos han influenciado los amores de película. Y ¿qué mejor que hacerlo de la mano de los títulos más significativos?
Pongamos la atención en qué mensajes nos han transmitido y cómo han podido influenciar en nuestra forma de relacionarnos construyendo poco a poco un paradigma de amor romántico que en muchas ocasiones nos condiciona negativamente. Mensajes que han calado tan profundamente en nuestro marco sociocultural que han acabado convirtiéndose en mitos.
¿Te vienes un rato al cine con nosotros? Tranqui, es gratis, ya te invitamos nosotros. Antes, la aclaración: no queremos juzgar las películas ni a sus protagonistas. Esta mirada que ofrecemos nada tiene que ver con el gusto ni el valor de estas cintas ni con otros mensajes que puedan tener muy valiosos.
Empecemos:
1. Mito: SIN TI NO SOY NADA – Dependencia vs Abundancia
Romeo y Julieta. El clásico de Shakespeare que tantas versiones ha tenido, como ésta de Baz Luhrmann del 1996, es el ejemplo por antonomasia. U otras adaptaciones como el musical West Side Story (1962). Un clásico en todas nuestras pantallas relacionales, que ha arrasado en nuestras taquillas emocionales: en algún momento hemos tenido que trascenderlo para poder dejar de sufrir.
Se trata del amor adolescente en toda su efervescencia. Depositamos toda nuestra vida en manos de este amor que, si por algún motivo se pierde, ya no tiene sentido vivir. Ante la creencia de incapacidad al poder afrontar ese duelo (sea por una muerte, como este caso, o porque termina la relación) nos negamos a la vida (no necesariamente con la muerte, muchas veces con la muerte en vida).
Precisamente Baz Luhrmann, pocos años después, en 2001, producía y dirigía Moulin Rouge, en la que el ‘Romeo’ de la trama, al ver a su ‘Julieta’ muerta, no acaba con su vida, sino que canaliza el dolor como inspiración para escribir su historia. En este caso, integra el dolor y lo transforma; en un ejercicio de honrar lo vivido y seguir avanzando. La abundancia, aun con dolor, se manifiesta cuando el protagonista puede sostenerse a sí mismo y conseguir algo bueno de ese romance. Algo que incluso puede ser un punto de inflexión positivo en su devenir.
2. Mito: SER PERFECTO PARA TI. – Apariencia vs Autenticidad
Grease (1978), el musical de la gomina, del cuero, los coches y los bailes exagerados. ¡El espíritu Travolta que tanto nos conquistó!
¿Quién no ha escuchado, cantado o bailado, esta canción? Seguramente tantas veces como las que hemos caído en la tentación de renunciar a nuestra esencia para querer conquistar a otra persona. En este caso la protagonista sigue dando el poder a un agente externo; buscamos que el valor nos lo dé la otra persona.
¿Cuántas noches sin dormir pensando que no somos suficientes para el otro? ¿Cuántas autorecriminaciones por no acertar a ser lo que creemos que la otra persona quiere? ¿Cuántas cartas o e-mails reiniciados para encontrar las palabras que le puedan gustar?
Si nos permitiéramos ser nosotros mismos desde el principio, ser auténticos y sinceros, nos gustaríamos más, fluiríamos más y tendríamos más papeles para garantizar, si no el éxito de la relación (nada lo garantiza, pues depende de muchos factores), sí al menos crecer y nutrirnos de un tiempo valioso.
El curioso caso de Benjamin Button (2009) es un ejemplo de relación donde el enamoramiento inicial da lugar realmente a un amor verdadero y profundo, que nace desde el alma y crece más allá de las apariencias, en este caso evidente causado por la enfermedad del protagonista. Esta película es el ejemplo de la autenticidad de un amor resignificado que viaja y vive con nosotros más allá de lo que le suceda, o de lo que quiera el otro. El amor es más que un sentimiento, es una bandera, un valor que nos hace florecer.
3. Mito: SER RESCATADO – Desigualdad vs Igualdad
Pretty Woman seguramente ha triunfado más allá de Julia Roberts y Richard Gere, porque cuando escuchamos el single de Roy Orbison que coincide con el título de la peli nos transportamos directamente a Disney, a los cuentos con los que siempre hemos querido crecer. Es el mito de que allá fuera hay alguien para nosotros que en cuanto le conozcamos acabará con todos nuestros problemas, pues será él o ella quien nos rescatará de nuestras incertidumbres y procesos por hacer.
Somos esa Cenicienta que espera su príncipe o princesa, y aunque sabemos que no existe seguimos esperándolo y buscándolo, creyendo en la magia. ¿Qué probabilidades hay de encontrarlo y de que esa persona consiga rescatarnos cada día? ¿Dónde nos ubicamos cuando lo hacemos? ¿Cuánto nos valoramos?
En la última secuencia de la película dice la voz en off: “Esto es Hollywood, el lugar donde cualquier sueño es posible”. Y nosotros nos preguntamos: ¿el sueño es encontrar a alguien que te rescate? ¿Vivir un cuento de hadas? ¿O realmente vivir nuestro propio camino, nuestra propia historia?
Cuando Harry encontró a Sally (1989), más allá de los estándares de cualquier comedia romántica, refleja cómo la relación evoluciona desde la autenticidad, sin más pretensión que el ser y disfrutar de una amistad. Con los años, el vínculo va creciendo, desde una aceptación y amor maduro, con las cartas encima de la mesa, sin forzar, sin falsas apariencias, sin buscar nada más, sin necesitar del otro. Cuando no necesitamos ser salvados podemos disfrutar de quienes somos, miramos al otro de igual a igual, acompañándonos en el camino.
En otra categoría de películas de amor estarían todas las que nos hablan de sentimientos no correspondidos, de obstáculos físicos, culturales o sociales para el amor, de disyuntivas en forma de elecciones de vida de los protagonistas. Pero este es otro capítulo, que ya abriremos otro día.
Nuestro final va marcado con una reflexión: cada relación de amor es única e intransferible, y cada uno de nosotros somos los protagonistas, los guionistas y los directores de nuestra vida, una historia real.
*Contenido publicado también en Le Cool Barcelona.
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Un artículo de Anna Soriano, psicóloga y experta en educación emocional,
y Jordi Muñoz, coach y recreador personal,
co-directores de El despertador y autores del
curso ‘El apasionante mundo de la pareja’.
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