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Cómo volver a ver salir el sol

Una paleta para colorear los días grises

CAT

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Hay días en los que te levantas y, sin motivo aparente, está todo oscuro, todo es complicado y se nos hace cuesta arriba.

Hay semanas en las que sientes que vives con la sensación de haberte desenchufado y todo parece estar apagado. Hace días que no ves el sol y ves muy lejos la posibilidad de volver a tenerlo contigo. Nada te reconforta y el mundo es inhóspito.

Son momentos en los que no saldrías de la cama. Vas con lo justo. Te abandonas. O buscas cómo sea reactivarte. Te peleas contigo mismo/a para encontrar la salida del laberinto. Te exiges la solución para pasar del negro al blanco mientras te desesperas y no recuerdas ni dónde está el interruptor.

Nadie está exento de esos pequeños desiertos solitarios. Aquellas fases, más cortas o más largas, inevitables estepas áridas y frías sin luz que parecen infinitas y uniformes. ¿Te reconoces? ¿Y entonces, si son tan comunes, qué hace que nos sigamos perdiendo?

Quizás todo empieza por aquí, por el permiso para perdernos. Por sostener la oscuridad cuando aparece. Cerrar el cuento fantástico de la feliz linealidad alineada imperturbable que nos enajena más y más, para descubrir páginas diferentes, nuevas y verdaderas. Las nuestras.

Apropiarnos del relato para explorar la paleta de colores que nos permita navegar por tonalidades que vayan matizando nuestro sentir.

Pero para que eso ocurra hace falta que nos detengamos un instante, para dejar de buscar. Para empezar a encontrar. Te propongo que visites tu particular gama cromática interior para poder realizar este viaje hacia adentro que te reconcilie con el afuera.

Como quien coge un cubo de Rubik, que tanto le gusta a Biel, mi sobrino, y comienza a trastearlo, a jugar y manipular paso a paso, con paciencia, respirando la complejidad de un proceso que no es inmediato, desentrañando cada una de sus caras y colores hasta que todo encaja sin necesidad de que sea perfecto. Te propongo realizar este recorrido. De hecho, ¿qué tenemos que perder?

Del negro al gris

Todo empieza efectivamente por el negro, por la oscuridad. Pero si la miras fijamente verás que no es tan negra. Quizás descubres algún gris. Y ese matiz es clave: puedes quedarte en el todo es así o en el ahora de momento es así y después puede cambiar. No tirar ni condenar el día es el primer paso para que aparezcan nuevos pigmentos, nuevos colores. Sabes cómo ha empezado pero, si te lo permites, no tienes ni idea de cómo acabará. ¿Quieres darte una oportunidad para que el día sea?

Vacía: expulsa lo que necesites sacar y exprésalo en un papel, sin pensar, haciendo garabatos si es necesario y toma distancia de todo. Dimensiona tu ruido.

Del gris al azul

Respirar, regar con aire limpio desde los pulmones cada parte de tu organismo, oxigenando los circuitos bloqueados permite ganar espacio, bajar el volumen de la autoexigencia, regular la velocidad y recuperar el tempo, el tuyo. Soltar los bucles mentales y los chubascos ansiosos del por qué te ocurre esto, para conectar con el azul del cielo despejado del aceptar lo que te pasa, la versión que eres ahora y hoy.

Si quieres liberar pesos te invito a despedirte de la autoexigencia, esta compañera de viaje tan pesada: Carta a la autoexigencia.

Del azul al verde

Y cuando respiras te abres al sentir, se abren los paisajes internos de tu naturaleza. Los observas, los escuchas, y albergas las melodías de tus emociones. Una información que te ayudará aún más, ahora que se ha ralentizado el tiempo, a comprender más tu momento, tu sentir, para atender lo que realmente necesitas en este momento.

¿Qué canción te quieres regalar que sintoniza contigo para transitar este instante? Respira y disfruta de tu música.

Del verde al rojo

Porque conectando con los matices de tu música, regalándote lo que necesitas, vibras con el latido del corazón, con el rojo de la sangre oxigenada que circula desde un canal más amoroso y apreciativo que pone en valor no sólo lo que quisieras hacer o conseguir, sino también todo lo que has hecho hasta ahora y los recursos que has utilizado para sostener momentos como éstos.

¿Qué cosas te han ayudado en otras ocasiones a superarlo? Que no se apague la luz.

Del rojo al amarillo

¿Te das cuenta cómo vas cambiando de frecuencia poco a poco? ¿Cómo van bailando los gradaciones, los colores, las caras del cubo? El confort del valorar y sentir que, al igual que en el pasado lo has logrado, no sólo te reconforta sino que te estimula y empodera. Empiezas a sentir los rayos afuera y la calidez del fuego adentro. Pero con la misma sencillez, con la misma calma y libertad del ir despacio, sabiendo que hoy es un día de andar bajo mínimos, te puedes regalar una acción ahora enfocada a mimarte, o una conversación necesaria en casa o en el trabajo que avise de cómo estás.

¿Qué quieres hacer ahora/hoy que te ayude a sentirte mejor? Despertando los sentidos con las pequeñas cosas.

Del amarillo al blanco

Desde el permiso por la oscuridad, tomando aire y ganando espacio, escuchando y abrazando tu diversidad emocional y la realidad del presente de quien eres, puedes volver a enchufarte, apreciar y disfrutar de la luz aún con mayor plenitud e intensidad, gracias a permitir la oscuridad.

Sales fuera, a disfrutar del día. Desde tu vulnerabilidad el día tiene mucha más riqueza, muchas más tonalidades. El poder de la vulnerabilidad.


Así que ahora disfruta de este sol, presente también cuando no lo ves, y déjate mimar por sus rayos en tu cara y en tu piel, su calor, su luz. Tu calor. Tu luz.

Porque tú, aunque cuando te levantes no te lo creas, también sabes poner luz en la oscuridad. Porque eres oscuridad y eres luz.

La próxima vez que te encuentres difícilmente te recordarás o sentirás la luz dentro de ti. Sólo te invito a que abras el cajón y saques la paleta de colores, tu cubo de rubik personalizado, y vayas paulatinamente, paso a paso, pintando y jugando. Verás más tarde o más temprano volverá a salir el sol.

Porque, como dice la canción, “detrás de esas nubes grises hay siempre un sol radiante”.


Un artículo de Jordi Muñoz,
coach, recreador personal y musicoterapeuta,
codirector de El despertador  y del Instituto Ecología Emocional España.


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