a la feina

Cómo volver a la rutina de manera ecológica y sostenible

El arte de descansar es una parte del arte de trabajar.

El saber disfrutar de las vacaciones es todo un arte. Es imprescindible disponer de unos días para respirar, reducir nuestros pasos, volver a cargarnos de energía y llenarnos de vitaminas emocionales. Es hora de reducir nuestro ritmo, de distraerse, de reír, de leer, de desconectar para volver a conectar con nosotr@s mismos. Volver a encontrar el equilibrio emocional y mental.

¡Ya estamos aquí! Ya hemos vuelto y ahora… ¿qué? ¿Cómo afrontamos la vuelta al trabajo? ¿Dónde ponemos nuestra mirada?

Puede ser un momento para hacer balance, para situarnos y afrontar los nuevos retos con una mirada emocionalmente ecológica, adoptando hábitos que nos den más sostenibilidad en nuestro día a día, siendo conscientes de que cada pequeño cambio puede ser un gran paso hacia una gestión más equilibrada y sostenible.

Desde la Ecología Emocional os queremos compartir algunas propuestas para que esta vuelta sea pausada y rítmica, nostálgica y alegre, dándonos permiso para parar y re-pensar cómo queremos que sea este nuevo inicio.

Las propuestas son:

Que hayan terminado las vacaciones no significa que lo olvidemos todo. Nos hemos llenado de reservas emocionales reconfortantes, recuerdos de situaciones vividas que han sido gratificantes y que hemos conservado y almacenado en la memoria emocional, para poder recurrir en situaciones menos favorables o en momento de crisis o dificultad. Son las vitaminas emocionales.

Cierra los ojos. ¿Puedes visualizar uno de esos momentos vividos gratificantes? ¿Qué sientes al recordarlo? 

Llena tu espacio de trabajo con algún elemento que te haga reconectar con los momentos vividos: quizás una fotografía, quizás algún elemento de la naturaleza…

¿Qué forma ya parte de ti? ¿Qué has dejado de ti en cada uno de los sitios que has visitado? ¿Y en las personas con las que te has cruzado en tu viaje?

Visualiza todos aquellos aspectos que te gusten y te motiven de tu día a día. Si bien es importante tener de qué vivir, es esencial para nuestra salud psicoecoafectiva tener un para qué vivir. Centrar la vida en la satisfacción de las necesidades más básicas no es suficiente para tener energía y razones para vivir.

¿Para qué haces lo que haces? ¿Qué te aporta? ¿A qué das valor

Es un buen momento para adoptar hábitos más saludables. Fíjate un nuevo reto que te aporte una mejora en tu vida personal y/o profesional, uno que te ilusione y fija los próximos pasos. Un reto con una visión esperanzadora y realista a la vez.

¿Qué será diferente cuando lo hayas logrado? ¿Qué sentirás? ¿Qué cambio adaptativo te aportará?

Reservar un espacio para ti, comer bien, dormir bien y/o hacer ejercicio. La Ecología Emocional nos ayuda a gestionar el mundo de los afectos en primer lugar en tu persona. Recuerda bloquear espacios de parada para reconectar contigo. Sólo así podrás conectar con los demás y aportar lo mejor de ti mismo/a en el mundo.

¿Qué te hace sentir en equilibrio? ¿Qué actividad te aporta un bienestar psicoecoafectivo? ¿Cada cuando la quieres incorporar a tu vida?

Un artículo de Isabel Cordón,
coach y coordinadora pedagógica
del Máster en Ecología Emocional.

Más información sobre el Máster aquí:

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